La Economía Naranja para el Desarrollo Sostenible
Escribe
Carmensi Rozas, colaboradora BEE VERSA
Curaduría
Ornella Paz, directora BEE VERSA
En el contexto en el que nos encontramos actualmente, donde el dólar sube, la Bolsa de Valores cae y la incertidumbre se apodera de más peruanos, la creatividad también aflora y aún así, en medio de una crisis, continuamos impulsando nuestros negocios y proyectos.
Durante el 2020 hasta hoy, hemos sido testigos de cómo miles de emprendedores son capaces de revertir las adversidades y autodescubrieron talentos que junto a altas dosis de creatividad, reinventaron sus negocios para continuar caminando hacia sus sueños.
La creatividad es esa capacidad para inventar, esa facilidad que nos permite crear para resolver problemas en diferentes ámbitos. Es el eje de las grandes revoluciones, hace posible generar bienestar, acelera la innovación y es una de las piezas más importantes de la Economía Naranja. Descubre nuestra Casaca Ani
El potencial de la Economía Naranja
La primera organización en utilizar este término fue el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) para referirse a un “modelo en el que las ideas creativas de las organizaciones, grandes, medianas o pequeñas, se transformen en bienes y servicios culturales productivos, capaces de capitalizar dinero”. Y este año, luego de casi 8 años de haber sido empleado éste término por primera vez, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) lo declaró como el Año Internacional de la Economía Creativa para el Desarrollo Sostenible.
Según el libro “La Economía Naranja, una Oportunidad Infinita” editado por el BID, la Economía Naranja está compuesta por una industria creativa dividida en dos áreas: a) Bienes creativos: artes visuales y performativas (cine, teatro, radio y streaming), artesanías, moda, audiovisual, diseño, nuevos medios, etc.; y b) Servicios creativos: arquitectura, cultura y videojuegos, juegos, entretenimientos, investigación y desarrollo, publicidad, etc.
De acuerdo a un informe del BID, la Economía Naranja representa el 6% del PBI mundial, y en nuestra región, Perú ocupa el quinto lugar en actividades que generan desarrollo. En nuestro país, las industrias creativas y culturales generan alrededor de US$ 4,700 millones, equivalente al 2.7% del PBI, y si evaluamos el potencial mirando a países vecinos como Colombia o Brasil, podríamos proyectar alcanzar los US$ 15 millones para los próximo años, aunque es muy probable que las consecuencias del COVID-19 generen estragos.
¿Quiénes son los emprendedores creativos en América Latina y el Caribe, y cuál es su impacto social?
Según la publicación del BID, titulada “Emprender un Futuro Naranja” (2018), el perfil del emprendedor creativo en América Latina y el Caribe es una persona de 35 años, 61.8% son hombres, 90.4% tienen estudios universitarios, y aprendieron a hacer negocios “sobre la marcha”, es decir, durante el propio proceso de gestación de su empresa creativa. 49% habla inglés fluidamente, y 23% de los emprendedores es autodidacta y no se ven así mismos como personas de negocios, el 43.5% son auto empleados y el 24% es freelance. Además, el 48.9% de los encuestados empezó sus negocios con dinero propio, el 20.4% con una inversión inicial de familia o amigos, y el 14.8% con dinero de sus primeros clientes.
Créditos: Publicación Emprender un Futuro Naranja, BID 2018
Es importante señalar que las industrias creativas juegan un rol importante en la solución de problemas sociales de gran envergadura. En Latinoamérica, son cada vez más los emprendimientos enfocados en la lucha contra la pobreza, el uso adecuado de recursos naturales, la mejora de la atención de la salud pública, entre otros problemas que son propios de nuestra región. Es por eso que, se hace necesario y urgente el trabajo en conjunto con el gobierno, el sector privado y la academia. Las grandes ideas necesitan germinar en un terreno propicio y además necesitan cuidado para crecer, fortalecerse y que puedan dar frutos.
Es momento de animar a más personas a ser creativas y que generen nuevas ideas que aborden desafíos. Hoy los emprendimientos creativos generan impacto social directo: 29.1% al fin de la pobreza, 25.2% a hambre cero, 48.5% a salud y bienestar, 51.7% a educación de calidad, 65.7% a equidad de género, y 66.3% a agua limpia y saneamiento.
Créditos: Publicación Emprender un Futuro Naranja, BID 2018
La moda sostenible peruana se viste de naranja
La moda sostenible hecha en Perú se caracteriza por su originalidad, buena calidad de insumos, procesos innovadores que preservan el planeta y la fusión con técnicas textiles ancestrales e historias de personas que constituyen un eje importante en la Economía Naranja.
Los emprendimientos de este tipo buscan generar impacto positivo a nivel social, ambiental, económico y cultural y son parte de uno de los sectores más privilegiados en el marco del crecimiento de la Economía Naranja. Tienen modelos de negocios que además de generar rentabilidad, buscan mejoran condiciones de vida de comunidades vulnerables, hacen uso de recursos de nuestro planeta de manera responsable, y revalorizan la gran herencia cultural que tenemos.
Si unimos la creatividad, la capacidad de diseñar y desarrollar productos con valor agregado para las personas y el planeta, y la herencia cultural peruana, tenemos ante nosotros una gran oportunidad para encontrar soluciones a los grandes problemas que acechan nuestra región a través de la moda sostenible. El tesoro que buscamos no se encuentra afuera, vive dentro y es parte de nosotros.
El gran reto para el Gobierno, el sector privado y la academia es promover, fortalecer y mantener vivo el ecosistema creativo, llevarlo a esferas globales y digitales, ayudando a difundir grandes ideas y soluciones que aporten no solo a la región, sino a todo el mundo.
que empodera marcas emergentes a través del acceso a mercados globales y la conexión con ciudadanos del mundo.